Maltratar a los animales ya no sale gratis

La Fiscalía de Badajoz pide un año de cárcel para un hombre que ahorcó a dos perros y dos años y medio para otro que envenenó abejarucos

UN hombre que ahorcó a sus dos perros en una localidad de la Siberia se sentará en el banquillo acusado de un delito de maltrato grave a animales domésticos. La Fiscalía de Badajoz pide que sea condenado a un año de cárcel y a tres años de inhabilitación para cualquier profesión que tenga relación con los animales.
Es la primera vez que se pide una condena de cárcel por el maltrato de animales en Badajoz, según Agustín Manzano, fiscal delegado de Medio Ambiente.
Aunque el ahorcamiento de perros es todavía relativamente frecuente, muy pocos casos llegan a los juzgados, porque no se averigua quién ha sido la persona responsable del maltrato.
Los tiró a un contenedor
En este caso, sí se logró establecer que dos perros que fueron encontrados en un contenedor de basura (uno de ellos todavía agonizando), habían sido colgados de una cuerda por el pescuezo para ahorcarles.
De eso modo se les causaba una muerte «dolorosa y con evidente sufrimiento», ya que tardaban varios minutos en morir. Tras el ahorcamiento, el acusado metió a los animales en un saco y los tiró al contenedor.
Junto a los perros se encontraron los cadáveres de seis gallinas, también propiedad del inculpado. Se cree que fueron mordidas por los perros y el dueño los castigó ahorcándolos. La denuncia por estos hechos, que tuvieron lugar en septiembre de 2008, ha sido investigada por el Juzgado de Herrera del Duque.
Veneno para las aves
Si maltratar animales está penado en el Código Penal, también lo está envenenar comida o palos para que mueran las aves.
La Fiscalía de Badajoz ha presentado una acusación contra un apicultor que envenenó palos para matar abejarucos.
El hombre, que vive también en un pueblo de la Siberia, compró un potente insecticida llamado Lebaycid 50, que es utilizado para el tratamiento de frutales y otras plantas. Pero no lo utilizó para ese fin, sino para proteger sus colmenas de los pájaros. Embadurnó con el veneno varios palos cerca de las colmenas y los colocó atados con cuerdas como posaderos para aves.
El efecto de ese veneno sobre los abejarucos es mortal: al posarse el veneno traspasa la piel de las patas y les causa la muerte. De eso modo, el apicultor evitaba que los pájaros se comieran las abejas de las colmenas.
Delito contra la fauna
Los guardias civiles del Seprona encontraron los palos envenenados y también restos de un abejaruco muerto. Los palos y cuerdas los enviaron a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, que confirmó la presencia del veneno.
El abejaruco es un ave que está incluida en el catálogo regional de especies amenazadas, por lo que su caza está prohibida. El Código Penal castiga el uso de venenos con el ánimo de dañar la fauna. La Fiscalía acusa a este hombre de un delito continuado contra la fauna y pide que sea condenado a dos años y medio de prisión, y a cuatro años de inhabilitación para la caza.
También solicita que se le inhabilite para el oficio de apicultor durante el tiempo que dure la condena. El caso también es instruido por el juzgado de Herrera del Duque.
La Fiscalía de Medio Ambiente tramita también una denuncia presentada por el Seprona por la muerte de aves en una finca cercana a Mérida. Se han encontrado muertos y enterrados cuatro buitres negros, un milano real, un milano negro y cinco cuervos. La muerte de las aves, según los análisis toxicológicos, se produjo por envenenamiento con un producto llamado carbofurano.
La investigación de muertes de animales en el campo por cebos envenenados está ya muy avanzada, según explica el fiscal Agustín Manzano.
La Guardia Civil dispone incluso de perros amaestrados que son capaces de detectar los cebos y no comerlos. Cuando el Seprona encuentra animales muertos y sospecha que se ha utilizado veneno para matarlos envía las muestras a la Facultad de Veterinaria, que determina cuál ha sido la causa de la muerte.